Estas personas, dotadas de facultades paranormales y percepciones extrasensoriales, pueden observar entidades que la mayoría de la gente no ve. Esas entidades, aseguran, son espíritus de gente fallecida, almas atormentadas que por alguna razón no pueden dejar este mundo.
La historia de Laura y Violeta, madre e hija respectivamente, nos habla de lo peligroso que puede resultar haber nacido con semejante don. Es que estas dos mujeres mexicanas, acostumbradas a percibir este tipo de presencias, jamás imaginaron que un día esos espíritus terminarían arrastrándolas hacia ellas.